EL CHIVO INFERNAL (RELATO)


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En la ciudad de Teloloapan, Guerrero, en las orillas de la colonia Benito Juárez, hay un camino de herradura que antes era utilizado por pobladores de varias comunidades para ir y venir a la ciudad. Este camino comunicaba a los poblados de Zacuapa, Tehuixtla, Ahuehuetla y otras comunidades, y era utilizado por sus habitantes para trasladarse a Teloloapan a vender sus productos, tales como queso, crema, ciruelas, mangos, limones, etc.

Antes de llegar a la ciudad tenían que pasar por un pequeño cerro que se llama “El Chicuícuitl”, el cual se encuentra a la orilla de la colonia Juárez, lugar por el que forzosamente tenían que pasar si querían llegar a Teloloapan. En dicho cerro existen varias cuevas, las cuales están habitadas por culebras y murciélagos en abundancia, pues la mayor parte del cerro está cubierta de rocas.

Dicen que a partir de las ocho de la noche, cuando ya había oscurecido, y hasta las cinco o seis de la mañana, y en ocasiones aun de día, bajaba del cerro un enorme chivo negro al que le brillaban los ojos como si fueran carbones encendidos y de cuyo hocico salían unos bramidos infernales que, al oírlos, atemorizaban al más valiente de los hombres. Todo aquel que tenía la desgracia de toparse con este animal tenía que estar atento y echarse a correr para no ser alcanzado por esa bestia diabólica, pues este chivo, al ver pasar a una persona, bajaba corriendo del cerro dando bramidos infernales y resoplando furioso la atacaba; si la llegaba a alcanzar, la tumbaba, dándole topetazos con su enorme cabeza y corneándola con sus grandes y afilados cuernos.

Era fácil saber cuándo este animal iba a atacar a alguien, pues cuando bajaba corriendo del cerro hacía un ruido estruendoso al golpear sus pezuñas contra las piedras y, además, sus bramidos eran ensordecedores. Los animales de los campesinos, tales como burros, caballos y perros, presentían el ataque del animal, ya que momentos antes de que apareciera el chivo los perros ladraban y aullaban temerosos, y las bestias de carga se detenían, se paraban de patas y ya no querían caminar. Este chivo era tan feroz que incluso atacaba a los animales de los campesinos, hasta que los hacia huir despavoridos.

La gente ya no se animaba a pasar por ese lugar, pues tenía miedo. Algunos se armaron de valor y formaron pequeños grupos para tratar de darle muerte, pero al momento de disparar sus armas, éstas no funcionaban. Esto atemorizó aún más a la gente, pues decían que ese no era un animal normal, sino que se trataba de un brujo o del mismísimo demonio. Consultaron con varios sacerdotes para que los aconsejara sobre lo que debían hacer, y uno de ellos les dijo que era necesario bendecir ese lugar para que así se ahuyentara el chivo y lo abandonara.

Así lo hicieron, y una madrugada un grupo de ciudadanos acompañados por el sacerdote recorrieron todas las cuevas y madrigueras del cerro, mientras el cura rezaba y rociaba agua bendita. Así pasó un tiempo y el chivo dejó de aparecer. Pero un día, de repente, el feroz animal volvió a hacer su aparición, causando aún más temor a los caminantes, pues ahora los atacaba con más furia. Una persona propuso que bendijeran sus armas con agua bendita para que no se trabaran y que, además, le hicieran a las balas una cruz en la punta con una navaja, y que a las escopetas las curaran con un limón partido en cruz, para que así no fallaran y pudieran matar a esa bestia maldita. Así lo hicieron, pero ese animal no aparecía por ningún lado, como sabiendo lo que la gente tramaba contra él.

Pero un buen día, un vecino de la colonia Juárez que tenía sus tierras de sembradío cerca de ese lugar, le ordenó a su hijo mayor, que era un adolescente de unos dieciocho años aproximadamente, que se fuera tempranito a amarrar el zacate y a juntar la mazorca de la cosecha, diciéndole que él iría un poco más tarde con el almuerzo. Este joven era valiente y decidido, pero pasar por el cerro donde salía el chivo infernal hacía que al más valiente se le arrugara el cuero. Con miedo y todo, el joven tomó su rifle calibre 22, lo bendijo y lo curó con el limón partido en cruz; y temeroso se encaminó hacia el lugar donde tenía su siembra. Ya casi terminaba de atravesar el cerro cuando, de repente, escuchó el bramido infernal del chivo, el cual venía hacia él a todo correr, haciendo temblar el suelo bajo sus pezuñas. El joven quiso correr pero sus piernas no le respondieron, entonces, resignado, se dispuso a hacerle frente. Se paró y echándose el rifle al hombro apuntó hacia el lugar por donde venía el animal, el cual era difícil de ver debido a la oscuridad, y sólo podían distinguirse sus ojos rojos que brillaban en la noche. Cuando el animal estuvo cerca, el joven disparó su rifle, y en ese momento se escuchó un bramido infernal y desgarrador y el animal desapareció en el aire.

Cuando llegaron las primeras luces del día, acompañado de varias personas, recorrieron el cerro en busca del chivo, pero no lo encontraron; sólo vieron un reguero de sangre que se dirigía a la punta del cerro. Fueron siguiendo ese rastro, pero al llegar a la cumbre éste se perdió y sólo quedó en el ambiente un fuerte olor a azufre.

Entonces, decidieron bendecir ese lugar y construir ahí un pequeño altar con una cruz bendita, para que de esa manera no volviera a aparecer jamás la bestia maldita. Así lo hicieron, y desde ese día, el animal no volvió a aparecer. Nunca supieron si fue el diablo o algún brujo que tomaba la forma de chivo, pero desde que el joven le disparó y lo hirió o mató, este animal, brujo o demonio, dejó en paz a los vecinos de ese lugar.

Hasta la fecha está la cruz en la punta del cerro y se puede ver aún ahí como un vivo testimonio de que este relato es verdadero. Y los vecinos, cada día de la “Santa cruz”, le llevan flores, veladoras y ofrendas para pedirle a Dios que los siga protegiendo de la bestia maldita, que por su gracia, los dejó de atemorizar desde aquel día.

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Cruz, en la cúspide del cerro del Chicuícuitl

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El autor, junto a la cruz.
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Teloloapan, vista desde el cerro del Chicuícuitl

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7 comentarios:

  1. Oye no me sabia estos e interesantes relatos sigue escriviendo mas ...!felicidades!.. paty

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  2. Me gustaron tus relatos suenan interesantes hay k seguir haciendo mas! Felicidades! Pati
    :-)

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  3. interesante historia me gustô mucho

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  4. Muchas felicidades. Excelentes historias.

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  5. Aver si se saben la historia de la campana me la platico mi cuñado el es de Teloloapan

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    Respuestas
    1. Hola, no había escuchado de ella. Si gustas puedes compartirla aquí para comenzar a investigarla. ;)

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