EL ESPÍRITU INFANTIL DEL CERRO NEGRO


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Entronque a Las Neblinas, municipio de Teloloapan

En el municipio de Teloloapan, Guerrero, existe un cerro tenebroso y lleno de misterio, cuyo nombre ya nos anticipa sus enigmas: "El Cerro Negro". Dicho cerro se encuentra ubicado en la brecha que comunica a Teloloapan con los poblados de Las Neblinas y Mesas Neblinas, y para poder llegar a él se toma el camino de terracería que se encuentra a bordo de la carretera federal Teloloapan-Arcelia, justo frente al entronque que conduce al poblado de Zacatlancillo.

Dicha brecha es muy poco transitada y sólo es usada por los pobladores de las comunidades de Las Neblinas, Las Mesas Neblinas y uno que otro cazador furtivo, ya que por ahí abundan los venados y coyotes. Dicen los lugareños de Las Neblinas que por las noches se escuchan los aullidos ensordecedores de las manadas de coyotes, los cuales se acercan a las casas del pueblo en busca de alguna presa para saciar su hambre.

Algunas personas se trasladan de esos poblados hacia Teloloapan a bordo de camionetas y algunas otras lo hacen a pie, caminando hasta la carretera federal, para después tomar ahí el transporte público para poder llegar a la ciudad.

Cuentan las personas que acostumbran trasladarse caminando, que al pasar por las laderas del cerro conocido como “El Cerro Negro” o de “La Antena”, suele aparecer caminando un niño pequeño, como de unos tres años de edad. A veces este niño se aparece completamente desnudo, y otras tantas sólo viste un pequeño calzón y camina descalzo.

Cabe hacer la aclaración de que en dicho tramo no hay casas, está completamente deshabitado y es un lugar solitario y lóbrego. Lo único que se alcanza a observar en ocasiones es la enorme antena repetidora de señales de teléfonos, la cual se encuentra ubicada en lo más alto del cerro. Y es justo en ese tramo en donde acostumbra hacer su aparición el pequeño niño desnudo, quien curiosamente sólo ha sido visto por mujeres que van caminando solas por la terracería.

Algunas de las mujeres que lo han visto, se extrañan de la presencia del niño. Al principio piensan que es un niño que va en compañía de sus padres y que por algún motivo se les adelantó o lo dejaron sólo por un momento, pero al seguir andando y no ver a ningún adulto cerca, se llenan de un temor que les hace apretar el paso.

Cuenta una maestra que trabajaba en Las Neblinas, la cual recorría diariamente a pie esa terracería para poder llegar a la escuela, que en cierta ocasión cuando iba caminando rumbo a la escuela y al pasar por el Cerro Negro, se topó de frente con este pequeño niño al que nunca había visto. El niño iba descalzo y sólo llevaba puesta una especie de short. Extrañada de verlo solo y en pleno campo, pensó que tal vez el niño iba con su mamá y que ésta quizá lo había dejado sólo por un momento. Pero al no ver a ningún adulto cerca, entonces se atrevió a preguntarle "¿cómo te llamas ?", "¿para dónde vas?". Pero el niño sólo le respondió con balbuceos ininteligibles y siguió su camino, por lo que asumió que por su corta edad se le dificultaba hablar correctamente.

Dice la profesora que el niño iba caminando en dirección opuesta a ella y que se lo topó de repente en una curva. Después de hablarle y al verlo seguir su camino, y no observar a ningún adulto cerca, se llenó de un gran pánico que hizo que se le enchinara la piel, pues no era normal que un niño pequeño y desnudo anduviera en ese lugar desolado y completamente solo. Por tal motivo, apresuró el paso, sin voltear ni una sola vez hacia atrás, pues tenía temor de que el pequeño niño la fuera siguiendo.

Al otro día, les comentó su encuentro con el niño a algunas señoras del poblado de Las Neblinas. Una de ellas comentó que también ya se había encontrado en el camino a ese niño, pero que iba totalmente desnudo y descalzo. Dice que quiso platicar con él para preguntarle su nombre y hacia dónde iba, pero que el niño sólo balbuceó algunas palabras incomprensibles y siguió su camino, pues ambos iban en direcciones opuestas. Desde ese día, la señora ya nunca ha vuelto a ir caminando sola por esos rumbos, siempre lo hace acompañada por otras personas, pues tiene temor de volver a encontrarse con ese pequeño niño.

Dicen que ese encuentro con el pequeño niño es aún más aterrador porque el lugar donde aparece suele estar cubierto por una densa capa de neblina y que el aire silba al chocar contra los árboles que circundan el camino.

Cuenta la gente del poblado que tal vez ese niño pequeño y desnudo sea un chaneque, pues en ese tramo carretero hay dos pequeños pozos de agua separados uno del otro. Y piensan que ese niño o chaneque es el que cuida esos dos pozos de agua, por esos motivos lo ven continuamente cerca de esos lugares.

Algunos otros piensan que tal vez sea el espíritu de algún niño fallecido hace tiempo y que anda vagando por esos lugares, quizá buscando a sus padres o tratando de llegar a su casa. Hay quienes creen que podría tratarse de un ser que encontró refugio en los apacibles y sombríos páramos que por ahí se encuentran; acaso un fantasma despojado de sus viejos aposentos por la urbanización de una zona antigua, acaso un chaneque, acaso un ángel, un demonio, o una entidad de naturaleza desconocida que gusta tomar forma de niño. O tal vez, simplemente se trate del espíritu encargado de cuidar y proteger al majestuoso y misterioso Cerro Negro. ¿Quién puede saberlo?

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